Tarahumaras. Del Pedir Al Fastidiar

Como bien sabemos todos los Cuauhtemenses, estamos atacados de Tarahumaras por todos lados, unos dicen que son una raza muy trabajadora y otros que son muy violentos y vividores. Pues bien, yo no sé nada acerca de esta etnia o lo que sea y ni me interesa, no sé si son honestos o porque son tan diferentes a los menonitas en lo que se refiere a “vivir a costa de otros”. Un menonita lo ponemos en cualquier lugar del mundo y se levanta y se hace de tierras, propiedades, patrimonio ¿y un tarahumara?

La cosa esta así, hace dos días fui a tratar unos asuntos de negocios (porque no solo hacemos este blog) a cierto restaurante de Cuauhtémoc; no hay necesidad de "quemarlo". Fui con unos señores que venían llegando de Juárez y disponían de poco tiempo, así que los llevé a ese restaurante para comer y platicar en breve, pues sin exagerar, en el tiempo que estuvimos ahí (poco más de una hora) 7 veces nos interrumpieron para pedirnos “una ayuda”, “una corima”, “un peso” etc. En 5 de esas ocasiones fueron tarahumaras y las otras 2 fue una señora que se hacía “la que no veía” y un señor que quería dinero para tratar a su hija con cáncer (que a mi parecer la mentada hija era mas bien un litro de mezcal).

Entonces ¿QUIEN ESTA MAL?

 

¿Ellos?, ¿Los dueños del restaurante por dejarlos entrar?, ¿Nosotros por darles dinero y propiciar que sigan haciendo eso?

Yo creo que ya se volvió un circulo vicioso del que nunca van a salir, bien dicen que se debe ser solidario y compartir pero ellos ya se pasaron de la raya, a alguien le funcionó una vez pedir y ya todos quisieron vivir de eso. ¿Quieren saber el final de la historia? Volviendo a la escena del restaurante con mis clientes, me estresé tanto por tantas interrupciones que terminé de malas y olvidé algunos de los argumentos que llevaba preparados, cuando apenas “agarraba el hilo” de la conversación llegaba nuevamente alguien a pedirnos “una ayuda” y tenía que detenerme.

Al final mis clientes sugirieron que pagáramos y nos fuéramos a mi oficina y eso hicimos y sinceramente me gustó saber que ellos también se molestaron por la situación, porque es muy fácil decir “es que debemos ayudar” pero tras una situación así uno simplemente no puede dejar de pensar “pinche gente huevona y vividora”